La salud también implica educación

Hay veces que las cosas es mejor empezarlas por el final, abriendo a partir de una conclusión, y ésta es una de ellas así que allá vamos con mi conclusión:

Uno de los mayores déficits de nuestra sociedad y dentro del contexto sanitario es la educación.

Imagen extraída de: https://esclerosismultiplenpositivo.com/tag/desconocimiento/.jpg


Estas tres palabras clave son las que van a dar forma y color a toda la reflexión que empieza y sigue aquí:

El sistema sanitario del que gozamos en nuestro país es, probablemente, uno de los mayores desconocidos entre la sociedad en general, la cual es usuaria directa o indirecta de dicho sistema, en función de la situación en la que se encuentre cada ciudadano en cada momento.

Se habla continuamente de un sistema deficitario, de unos servicios "pobres" y mal gestionados... pero la pregunta que invito a plantear es la siguiente: ¿Quién gestiona mal dichos servicios sanitarios?

Si bien es cierto que existen "profesionales" (y sí, uso comillas ya que son únicamente ellos los que se autodenominan profesionales) que gestionan de manera deficiente los servicios de salud de los que disponemos, la gran suerte es que son los menos. La inmensa mayoría de los PROFESIONALES (ahora sí que hablamos de los "buenos") lo que hace es realizar la mejor gestión posible de dichos servicios, haciéndolo con una intención plenamente focalizada en el paciente, el usuario o la población en general, en función del caso o situación concreto.

Pero... ¿y la sociedad qué?, ¿la población qué?, ¿qué pasa con ellos?, ¡¿con todos nosotros?!

Imagen extraída de: http://www.togetherbc.com/wp-content/uploads/2017/05/GRH-1.jpg

Todos, en un momento u otro hemos oído comentarios como: "las urgencias están saturadas", "hay pacientes encamados en los pasillos", "he tenido que esperar seis horas en la sala de espera y ha llegado otra persona y ha entrado al momento", "la ambulancia ha tardado muchísimo en llegar"... y un largo etcétera que variará poco más o poco menos en función de quién lo comente.

Así pues, nos estamos centrando exclusivamente en la punta del iceberg que responde a la población enferma o que tiene relación directa con el sistema sanitario por cualquier causa, pero todos sabemos que debajo del agua hay mucho más... ¡y ese mucho más es el verdadero problema, el desconocimiento generalizado!

A partir de aquí me gustaría dirigirme especialmente a profesionales de la salud, a profesionales de la educación y con mayor énfasis a mis compañeros y compañeras, que se cuentan por cientos o incluso miles, que se están formando todavía para ser futuros profesionales sanitarios (e incluiré aquí a los que se están formando como futuros docentes).

Hace unos días tuve la oportunidad de realizarle la educación sanitaria a un paciente de 87 años de edad que quería aprender a cambiarse las bolsas de diuresis, puesto que es portador de sondaje vesical y la previsión es que deba llevarla durante 3 o 4 meses más, incluyendo en este período la fase de recuperación de su estado de salud actual y la fase post-operatoria que se iniciará en aproximadamente un par de meses.

No se tarda tanto tiempo en realizar una correcta y satisfactoria educación sanitaria, tan solo es necesario reunir tres habilidades y aplicarlas en dicho proceso:

  1. Tener un conocimiento óptimo sobre el tema que será objeto de la educación sanitaria.
  2. Adaptar el mensaje al receptor de la educación sanitaria.
  3. Escucha activa al paciente (ya que siempre será quién marque el ritmo del proceso educativo).

Con estas tres piezas se construye un pequeño rompecabezas que se traduce en una sensación de bienestar, tanto en el paciente como también en el profesional que ha realizado dicha educación sanitaria.

Esa sensación de plenitud por el "trabajo bien hecho" la podemos sentir en distintos momentos de nuestra carrera profesional pero, ¿existe algún método para que esto pueda darse más veces y sin sentir que estamos usando parte de nuestro tiempo que deberíamos estar empleando en otros quehaceres? Por supuesto que sí, existe.

Imagen extraída de: http://www.brazoshealth.org/sites/default/files/chalk-education.jpg

Y todo esto pasa por llevar a cabo una correcta educación sanitaria a la población en general, y según mi opinión, esto debería llevarse a cabo desde la base, es decir, en las escuelas, aunque dada la situación actual de "desconocimiento masivo" sobre el tema debería aplicarse en más estamentos y reforzarse mediante campañas publicitarias (de calidad, por favor).

Hacer conocedora a la población de qué y cual es la diferencia entre un CAP (Centro de Atención Primaria), un CUAP (Centro de Urgencias de Atención Primaria) y un hospital. Qué es un centro sociosanitario y qué es una residencia. Cual es la diferencia entre una urgencia y una emergencia. Qué es el PAS (Proteger, Avisar y Socorrer) y cómo debe procederse. Y si no, lo que más ruido hace en los últimos años pero que seguimos como el primer día, que tan solo oímos hablar de ello, la famosa RCP (Reanimación CardioPulmonar) en centros educativos.

Hacer llegar toda esta información a la población diana (que somos todos, incluyendo a los que pertenecemos al sector de la salud) produciría un cambio radical en el uso de los recursos sanitarios que, considero, probablemente derivaría en:

  • Uso más adecuado de los recursos sanitarios tanto por profesionales como por la población en general.
  • Disminución en la saturación de los servicios de salud.
  • Reducción de los tiempos de espera.
  • Disminución de las situaciones de tensión y estrés que se producen a veces en las salas de espera y/o de urgencias.
  • Reducción de los niveles de estrés de los profesionales sanitarios y, por ende, aumento en la calidad de los servicios ofrecidos.
Y aquí seguro que se pueden añadir algunos más.

Por lo que vuelvo al inicio de todo esto y concluyo con lo mismo que he empezado:


Uno de los mayores déficits de nuestra sociedad y dentro del contexto sanitario es la educación,

¿Le ponemos remedio?

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